Hacia 1927, con ocasión de la Conferencia Económica Mundial de la Sociedad de la Naciones, se remonta el reclamo de los gobiernos del mundo sobre la necesidad de contar con una nomenclatura internacional que pudiese servir de base a los aranceles nacionales, con el fin de salvar las dificultades y obstáculos que originaban los disímiles sistemas de codificación existentes, así como la terminología, definiciones y medidas empleadas.
En Bruselas el 15 de diciembre de 1950 se creó la Convención de Nomenclatura para la clasificación de las mercancías con fines aduaneros. Esta nomenclatura es conocida en la actualidad como Nomenclatura Arancelaria de Bruselas (NAB), fue revisada y publicada en 1955, adicionada de comentarios administrativos conocidos como Notas Explicativas.
La Nomenclatura Arancelaria de Bruselas cuenta con un cuerpo consultivo permanente encargado de velar por la aplicación uniforme de la nomenclatura y su interpretación y actualización de acuerdo al progreso tecnológico, que se denomina Consejo de Cooperación Aduanera (CCA), creado en 1957. El CCA cuenta con 82 países miembros.
La nomenclatura está constituida por una lista que comprende todas las mercancías que son objeto de comercio internacional, clasificadas sistemáticamente en 1003 posiciones (2 de ellas facultativas), agrupadas en 99 capítulos y distribuidas en 21 secciones.
Los países americanos adoptaron la NAB, inicialmente en la NABALALC. Más adelante, en la NABANDINA ( ahora NANDINA) que corresponde a la Nomenclatura Arancelaria Común de los Países miembros del Acuerdo de Cartagena.
La Nomenclatura Común NANDINA, aprobada en 1991 a través de la decisión N° 249 de la Comisión del Acuerdo, está basada en el Sistema Armonizado de Designación y Codificación de Mercancías y es uno de los instrumentos más importantes con que cuenta la Comunidad Andina. Utiliza un leguaje aduanero común aceptado y reconocido a nivel mundial, lo que facilita la tarea de los importadores, exportadores, productores, transportistas y administradores aduaneros. Cuenta con 6.676 sub-partidas arancelarias y se ha ido actualizando a través del tiempo. Los países han desagregado sus nomenclaturas en 10 dígitos. Venezuela Adoptó la nomenclatura NANDINA, basada en el Sistema Armonizado de Designación y Codificación de Mercancías, mediante Decreto N° 989 del 20 de diciembre de 1995 incorporándolo al Arancel de Aduanas.
En su visita a Colombia, el candidato opositor Henrique Capriles señaló que si ganaba la presidencia, Venezuela retornaría a la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Pero ¿Cuál es la verdad detrás de la salida de nuestro país de esa comunidad?. Veamos:
El 19 de abril de 2006, el presidente Hugo Chávez, anunció durante una reunión efectuada en Asunción, Paraguay, la salida de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Dos razones le impulsaron a tomar esta decisión soberana. La primera tuvo que ver con los perjuicios inmediatos que le causarían los Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados por Colombia y Perú con Estados Unidos.
En opinión de Venezuela, los TLC eran incompatibles con el acuerdo de integración sub regional suscrito hace 37 años, ya que se constituyen en estrategias para que las grandes potencias encuentren mercados en sus recurrentes crisis de superproducción, abriendo una puerta para la implosión o ruptura del aparato productivo interno. Su impacto en los otros miembros resultaba innegable.
La otra razón esgrimida por nuestro país, era que el organismo no se adaptó a la nueva realidad política de Latinoamérica. Venezuela consideró a la CAN ajeno a sus principios de integración, soberanía y complementariedad entre los países. En ese momento reinaba en el continente el neoliberalismo, el dogma del pensamiento único, mientras que Venezuela se acercaba más hacia el multilateralismo y la integración más allá de lo comercial.
Una semana después de la salida de Venezuela a la CAN, el 29 de abril de 2006, los presidentes de Bolivia, Cuba y Venezuela suscribieron en La Habana, el Acuerdo para la aplicación de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y el Tratado de Comercio de los Pueblos, que representaba el inicio de la construcción revolucionaria de un nuevo modelo de relaciones económicas para los Pueblos de nuestra América, en franca oposición al modelo de “desarrollo” promocionado desde los centros ideológicos del gran capital, a través del extinto Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA).
Entretanto los compromisos venezolanos en materia de libre comercio y desgravación arancelaria se mantuvieron durante cinco años, hasta el 22 de abril de 2011.
A medida que se acercaba el fin (2011) comenzaron a firmarse acuerdos sustitutivos de Cooperación y Complementación Económica con las cuatro naciones andinas, con las que se fue implementando hasta hoy un nuevo marco de relaciones, económicas, productivas y comerciales.
En distintas oportunidades el gobierno venezolano ha descartado que su salida represente afectaciones comerciales o políticas, porque en los cinco años de transición fueron analizados todos los escenarios, sin improvisaciones, incluyendo la revisión de los casi siete mil códigos arancelarios vigentes y de temas como el abastecimiento y la inflación.
La salida de la CAN abrió nuevas oportunidades de verdadera integración y comercio justo, alejado de la influencia de Estados Unidos y otras potencias motivadas por un interés único: dominar mercados.
Con La Paz y Quito, más allá de mantener las ventajas arancelarias, se agregó el elemento de la complementariedad de las cadenas productivas para tratar de aprovechar las fortalezas de unos, para neutralizar debilidades de otros, y así avanzar juntos hacia el desarrollo socioeconómico. Con Colombia y Perú se están perfilando mecanismos de intercambio comercial.
Recopilación Pedro Alcázares